martes, 21 de septiembre de 2010

XLVII


12.09.2010

Ding Dong...

- ¡¿Dónde cojones estabas?!

-Ay, Ro, hola, qué tal, cómo ha ido el Camino -sonríe, irónica-... ¿ha sido duro, tienes agujetas? ¿Es tan mágico como dicen? Cuánto me alegro de verte...

-Vete a la mierda -espeta Miriam. No tiene ganas de recibirla, tiene ganas de matarla-. Has estado fuera más de un mes. ¿Qué pasa contigo, que no sabes llamar? ¿Una postal? ¿Señales de humo?

-No te enfades.

-Vete a la mierda.

-No es que no quisiese recordarte que estoy viva... Pensé en ti todos los días. Me levantaba y decía, "¿Se acordará de la loca de los discos?"... Pero no podía llamar, ni comunicarme con nadie de aquí.

-¿Y por qué, si se puede saber?

-Porque quería aprovechar el Camino para descubrir quién soy. Para saber qué soy sin amigos, sin padres, sin esta ciudad...

- ¿Y bien? ¿Lo has conseguido?

-Sí.

Silencio. Miradas. Ojos empañados y una sonrisa tímida. Se lanza a sus brazos, aprieta con fuerza y no importa nada más.

Pero cuando la mira a los ojos, ve algo más detrás. Algo que antes no estaba.

- ¿Qué te pasa?

-No he venido a quedarme. Me voy en unos días a Mallorca. He venido a recoger mis cosas y a arreglar papeles en la universidad y eso... Y me voy.

- ¿Cómo que te vas?

-Pues que me voy. Que yo aquí no soy yo, y no voy a llegar a ser nada si no me piro. Tengo que cambiar de aires.

Miriam parpadea, confusa. ¿Qué ha vivido Rocío en el Camino que tanto la ha cambiado?

-Y deberías venirte conmigo.

domingo, 19 de septiembre de 2010

XLVI

N.A: Llevo unos diez días de desfase con el Ascensor, lo siento muchísimo!! Por eso, fiaros de la fecha que pone al principio, y no del día en el que ha sido publicado ^^



09.09.2010

–Hola.

–Hola.

Silencio.

– ¿Qué calor, eh?

–Ya ves…

Un mes. Treinta días. Setecientas veinte horas. Cuarenta y tres mil doscientos minutos. Una eternidad. Nunca se le habían hecho tan largas las vacaciones.

Ahora ha vuelto. Y sigue tan callado… Aunque quién es ella para hablar de silencio, piensa.
Cinco, seis, siete pisos… El suyo. Él sonríe y recoge la pequeña maleta del suelo del ascensor.

–Te he echado de menos…

Sale sin despedirse. Pumpum. Pumpum. Su corazón ha enloquecido.

Le echaría la culpa al calor, pero demasiado bien sabe que los treinta y cuatro grados de fuera no tienen la culpa de que haya contado incluso los minutos que ha tardado volver. Que el sol abrasador no es el causante de esa maldita añoranza que la ha corroído cada noche de este verano interminable.

Mientras las puertas del ascensor se abren en su piso, piensa que algún día debería darse una vuelta por el séptimo. “Yo también te he echado de menos”, para empezar. Una sonrisa, y a lo mejor esas dos palabras que se muere por decirle. No necesitaría más.

Pero no va a hacerlo. Se conoce.

Suspira. Fin del verano. Volver a empezar... Otra vez.

lunes, 9 de agosto de 2010

XLV



Se monta en el ascensor sin esperanza de verle. Hace días que los viajes arriba y abajo del edificio resultan muy aburridos. Debe estar todo el mundo de vacaciones.

Tintintin.

Quinto piso.

A lo mejor no todo el mundo está fuera...

-Ana, tranquilízate, hija, por favor.

-Déjame, mamá.

-Ay... Hola, nena -sonríe a Miriam, viéndola por primera vez - ¿Qué tal?

-Bien, aquí... ¿Bajáis?

-Sí.

-No. Baja tú, nena, nosotras vamos a quedarnos en casa.

- ¡No me quedo! ¡No me da la gana! He sido un perro viejo, peregrina, amada, amante, un ángel, un demonio... Lo he sido todo, mamá. He muerto cada día de mi vida, y he resucitado. ¿Cuánto más necesito para ser Dios? ¿Cuánto más necesito convencer?

-Ana, por favor... -el cansancio se le escapa en una lágrima ante el ataque de su hija- ¿De qué canción has sacado eso?

- ¡De ninguna! Yo soy música. No necesito sacarlo de ninguna parte.

-Ana. Se acabó.

La coge del brazo, con fuerza, aunque sin brusquedad, y la arranca de la puerta del ascensor.

Y Miriam baja sola a la calle, vacía de acordes y llena de preguntas.

sábado, 31 de julio de 2010

XLIV: Resumen del mes

01/07/2010
DingDong.
[...]
-Tía, que me voy.
- ¿A dónde?
-De campamento. Quince días, en Valencia.
-Pásatelo muy bien. Te voy a echar de menos.
Se abrazan con fuerza, y ella cierra los ojos para no ver su ausencia.

04/07/2010
Tintintin.
Séptimo piso.
-Hace mucho que no veo a tu amiga la simpática... ¿Dónde se ha metido?
-Está en Valencia. Y es muy simpática. Lo que pasa es que no le caes bien.
- ¿Por qué? ¿Qué le he hecho?
-Todo lo que me has hecho a mí.

08/07/2010
-Hola, Ana. ¿Qué tal?
-Bueno...Puede que me deje llevar, puede que levante la voz y puede que me arranque sin más.
-A ver qué te dice después.
[...]
-Me gustó tu amiga, la del cuarto. Es... Es como yo. Es música, también.

09/07/2010
-Hija, ¿hoy no sales?
-No, papá, ya te he dicho que están todas mis amigas fuera.
-Y este vecino... Sí, mujer, este que te cae tan bien...
-Dani.
-Ése. ¿No sales con ése?
-No. Ni salgo, ni voy a salir, ¿vale? Pues eso.

13/07/2010
Tintintin.
Séptimo piso.
-Cómo no... Si es martes 13, debería haberlo pensado y haber bajado por las escaleras.
- ¿Qué pasa, que doy mala suerte? ¿Soy un gato negro?
-Eres mi mala suerte. Personal e intransferible.

15/07/2010
DingDong.
Abre la puerta y se encuentra a una indígena. Más morena que nunca, con más roña que en su vida, una mochila más grande que ella a la espalda y una sonrisa iluminando su cara.
Y, sin decir nada, la abraza. Mochila incluida.
[...]
-Pasa. Te tengo que contar.

17/07/2010
-Cariño... Me ha contado tu padre lo que pasó el otro día.
- ¿Qué pasó el otro día?
- ¿Te pasa algo con Daniel?
- ¡¿Qué?! Mamá, ¿a qué te refieres? Es un vecino. Ya está.
-O sea que... No estás enamorada de él.
-No.

19/07/2010
Tintintin.
Séptimo piso.
[...]
-Mi madre me ha preguntado si estoy enamorada de ti.
- ¿Y qué le has dicho?
Silencio.
-Que no.
Silencio.
-Claro.

23/07/2010
-Me voy a ir.
- ¿Otra vez? ¿Adónde?
-No sé. Donde sea. En casa es todo una mierda, y no me puedo seguir refugiando en tu casa.
-Claro que puedes.
-No, no es porque tú no me dejes, que en algún momento te hartarás, por otra parte... Pero tengo que empezar a vivir mi vida.

25/07/2010
DingDong.
-¿Dónde vas con esas pintas? ¿De campamento, otra vez?
-Al Camino de Santiago. Hoy es Santiago, la mayoría de peregrinos quieren llegar hoy a Compostela. Ya sabes que yo voy a contracorriente. Ellos llegan, yo salgo.
-Pero... ¿Por qué ahora, de repente?
-No pienso pasar más de una semana en casa este verano. Así se acostumbrarán, para cuando me marche en septiembre.
-Me estabas preparando. Hace dos días, me estabas preparando. Capulla.

28/07/2010
Tintintin.
Séptimo piso.
[...]
- ¿Alguna vez has mentido a tu madre?
-Sólo una.
- ¿Por qué?
-Para mentirme a mí misma también. Para decir la mentira en voz alta y que se hiciese realidad.








(N.A: Os dije que iba a ser un mes movidito :P)

jueves, 1 de julio de 2010

Cerrado por vacaciones

Bien, señores, me secuestran veinticinco días sin Internet. Los aprovecharé para escribir, pensar en el ascensor y echaros de menos. No penséis que la trama no avanzará porque yo no escriba, eh? Este mes el ascensor estará movidito, aunque vosotros no lo veáis.

Os recomiendo que en unos días busquéis el vídeo sobre cómo acabar de una vez por todas con las conversaciones vacías sobre el tiempo, de Berto Romero (BFN). Os reiréis un rato. Y seguro que descubrís formas mejores de combatir esas conversaciones, verdad? ;)

Muchos besos, ascensoristas. Y gracias por estar ahí ^^

¡Volveré pronto! Mwajajajaja!

martes, 29 de junio de 2010

XLIII

Entra en el ascensor, y lamenta no saber rezar. Va a necesitar más dioses a su favor si quiere entrar en casa hoy.

-Suerte, chicas.

-Yo ya tengo, gracias.

-No seas borde, Ro. Gracias, Dani, yo la voy a necesitar...

Suben. Se miran. Qué cagada.

-Oye... Yo no estuve despierta toda la noche... Y cuando me desperté estabas ahí, en el sofá, pero...

- ¿Eres tonta?

-No. Tengo que preguntar.

Tintintin.

Salen del ascensor. La mira de reojo.

-Pues no, no pasó nada. ¿Qué pretendías, que me metiese en su cama desnuda?

- ¿¡Miriam!?

- ¡Papá!

- ¿Dónde dormiste anoche? ¿Por qué subes a estas horas?

-No es lo que parece, papá.

-Venga, guapa, americanadas luego. ¿Dónde has dormido?

-En casa de Ro.

- ¿Y por qué viene ahora contigo? ¿Dónde habéis dormido, Miriam?

Se miran. ¿Cómo salvan esto?

-Vengo a hacer de testigo, Tomás. Que sabía que no la ibas a creer si llegaba sola de empalmada.

-Ya... Entra en casa, jovencita. Tenemos que hablar.

- ¿Puede venir Rocío?

-No.

-Vale, da igual, me bajo a casa, luego hablamos.

La mira, desconcertada. ¿A qué casa va a bajar? ¿Dará su brazo a torcer por una vez en la vida y pedirá perdón a sus padres? Ella le guiña un ojo y levanta siete dedos. Claro. Qué morro tiene cuando quiere. Le da la espalda y, con un suspiro, se dirige al matadero.

Debería aprender a rezar.

domingo, 27 de junio de 2010

XLII


Entra en el ascensor y se pone la cazadora, tapando la camiseta de tirantes, y se quita los zapatos, para no hacer ruido arriba.

Tintintin.

Pelo despeinado, pijama bajo la enorme sudadera, ojos hinchados, lágrimas en las mejillas y cara de frustración. Un sollozo atravesado en la garganta.

- ¡Miriam! Miriam, tía, acógeme. Mis padres me han vuelto a echar.

-Claro, como quieras... A lo mejor acabamos las dos en la calle. Se suponía que volvía para cenar.

-Te estás despendolando, ¿eh?... En fin, en la calle, pero juntas.

-Siempre.

Y siguen subiendo, rezando a la suerte.

Tintintin.

-Qué bien, reunión de madrugada, todos juntitos... Qué suerte tenemos, Miriam.

-Eh... ¿Subís o bajáis?

-Voy en pijama, listo, ¿tú qué crees?

-Vale, perdón... Yo iba a sacar la basura, pero casi que me quedo a ver el desenlace.

- ¿Qué desenlace?

-Si tu padre os echa por volver a estas horas, Miriam... A mí me sobra una habitación.

-Vale, venga, guapo, hasta luego.

Le cierra la puerta en las narices.

Tintintin.

Saca las llaves frente a la puerta. Susurra una oración. Se muerde el labio. La mira con súplica en los ojos.

-Venga ya... No. No voy a dormir en su casa. No. No. No. Me niego. Inténtalo por lo menos, Miriam, tía, por favor...

Y lo intenta. Todo sea por una amiga. Pero la llave no entra.

-Han dejado puesta la llave. Hoy no entro en esta casa, y tú tampoco.

-Mierda.