domingo, 31 de enero de 2010

XXII


Cuando entra en el portal, sabe que ese día va a ser diferente. Y, efectivamente, apretando el botón de llamada con desesperación le espera una sorpresa.

- ¡Dani!

- ¡Ey! ¡Hola!

-Cuánto tiempo -se acerca, sorprendida. Tímida. Sin saber qué decir.

-Eh... Sí, lo sé. Emergencia familiar al otro lado del charco -al ver su cara de no entender, contesta riendo -. Mi hermano vive en Argentina y... eh... Bueno, tuvo un problema que...

Le corta con un gesto de la mano. No hace falta que se explique. Es su vida al fin y al cabo, ¿no?

- ¿También eres de los que le dan más fuerte al botón si no funciona?

- ¿Qué? -se mira la mano como si no fuese suya- Es que no viene, llevo aquí media hora...

Ella se acerca a la pared y le da al interruptor de la luz. No pasa nada.

-No hay luz. Misterio solucionado. ¿Subes? -señala la escalera. Él se encoge de hombros.

-Qué remedio...

En el tramo del segundo al tercer piso, él la mira y sonríe.

-Por cierto... Siento haberte dejado sin profesor sin avisar.

- ¿Qué? -de pronto, recuerda- Ah... ¡Ah! Bueno, da igual. De todas maneras...

-No te han traído la guitarra, ¿no? -ella niega con la cabeza- Siempre hacen lo mismo... A mí tardaron tres navidades en traérmela.

Ella sonríe, y niega con la cabeza. Si llega a enterarse...

En el cuarto piso, él se detiene y se apoya en la barandilla, sin aliento.

- ¡Eh, eh! ¿Dónde está el fuego? No sé tú, pero yo no tengo prisa, y además soy un señor mayor...

-Perdona -se ríe ella-. Siempre subo así las escaleras.

Espera unos segundos. Él se recupera, y siguen subiendo. En el tramo del quinto al sexto piso, ella suspira.

-O sea que tres años...

-Mínimo -asiente él.

-Seguro que son menos. Mis padres me quieren mucho.

-Pero una guitarra da mucho la lata, ¿sabes?

- ¿Apostamos?

- ¿Quieres apostar? Pues apostamos... ¿Qué quieres apostar?

Ella se lo piensa. En el tramo del sexto al séptimo, decide.

-Una cena. Si ganas tú, te invito a un Burger. Si gano yo, me invitas a un sitio de mayores.

-Pero si gano yo tendremos que esperar por lo menos tres años...

-Mejor. Así seré mayor de edad y después nos podemos ir por ahí.

Llegan al séptimo. Se detienen ante su puerta. Se miran a los ojos. Ella tiembla. Él se lo piensa.

-Vamos a hacer una cosa... ¿Cuándo es tu cumpleaños?

-El cinco de febrero.

-Si te la regalan en tu cumpleaños, has ganado. Si no, he ganado yo.

-Pero seguiré siendo menor y no podremos irnos de copas...

-Tranquila, yo siempre he sido un poco delincuente...

Sonríen. Él tiende la mano. Ella la observa. Tiene poco tiempo... Pero sabe que puede hacerlo. Y, de todas maneras, le está ganando una cena. Un poco más de tiempo que el que hay desde un bajo hasta el séptimo piso. Le estrecha la mano.

-De acuerdo. Ven a buscarme el cinco de febrero.