domingo, 26 de septiembre de 2010

XLVIII


20.09.2010

Tintintin.

Cuarto piso.

Ana entra mirando a su espalda, inquieta.

- ¿Pasa algo, Ana?

-Tenía que salir... El sol se va a marchar, ¿sabes? Se acerca el otoño y ya quiere descansar... Pero tenía que decirle adiós antes de que se vaya, porque no volverá hasta la primavera, y sólo quedará su reflejo... Y mamá no quiere, pero tenía que salir.

-Ya veo... Dile adiós de mi parte, ¿vale?

-Deberías decírselo tú.

-Creo que a mí el sol no me escucharía...

-Yo no hablaba del sol.

Parpadea, confusa. ¿Cómo demonios lo ha sabido?

Tintintin.

Antes de poder preguntárselo, sale escopetada hacia la puerta pero, antes de salir, se vuelve y le sonríe.

-Oye, Miriam... Llámame, te quiero escuchar.

- ¿Quién te lo ha dicho?

Se encoge de hombros y ladea la cabeza.

-El sol.

-No me mientas.

-Sabes bien cómo soy, que no suelo mentir... Siempre que lo hice fue por verte sonreir.

Y ella sonríe.

-Gracias, Ana.

Ella asiente y, sin más, echa a correr por la acera. A despedir al sol.