miércoles, 23 de septiembre de 2009

V


Entran en el portal. La persona a la que menos querría ver ahora espera el ascensor.

- Buenos días -sonríe él.

- Buenos días -contesta su madre. No, por favor... - ¿Cuánto hace que te has mudado? No me suena haberte visto mucho por aquí, ¿qué pasa? ¿Viajas mucho, no te pasas demasiado por casa...?

Pone los ojos en blanco. Su madre es incluso más pesada que la vecina que huele a vainilla.

Él sonríe, y contesta amablemente. Ella se muere de vergüenza.

Tintintin.

El silencio se adueña del ascensor. ¿Y cómo hablan ahora de música, con su madre al lado?

El encuentra un método. Comienza a tararear suavemente.

¿Qué tiene tu veneno,
que me quita la vida sólo con un beso
y me lleva a la luna
y me ofrece la droga que todo lo cura?...


Ella sonríe. Su madre la mira, desconcertada. Es su turno. Carraspea, y elige su canción favorita.

There's no need to complicate,
our time is short, this is our fate,
I'm yours...


Tintintin.

Séptimo piso. Sonrisa radiante. Ella sonríe también. Su madre taconea, nerviosa.

- Ya nos veremos.

- Hasta luego, guapo, eso espero -salta su madre, con una sonrisa más falsa que las monedas de tres euros.

La puerta del ascensor se cierran y vuelven a ponerse en marcha.

- Hija... -comenta su madre, insegura.

- Mamá, si es que no lo ibas a entender.

Sonríe aún más. Le gusta Fito.