Tintintin.
Séptimo piso. Y, como si no hubiese más casas en ese piso, aparece él.
-Buenos días -saluda-... ¿Qué tal la disertación?
-Bien, bien -contesta ella, distraída-... Ya la he entregado, a ver cuando me la devuelvan la nota...
- ¿Qué estás viendo?
Ella levanta el libro trabajosamente, dejándole ver la portada.
-Arte del siglo XX -lee él-... Ah. ¿Y cuál es tu pintor favorito?
-A ver si lo adivinas -le reta ella, segura de que no lo conseguirá.
Él finje pensarlo unos instantes, seguro de cuál será su respuesta.
-Dalí -ella pone cara de sorpresa, y él ríe-. Y, además, te puedo decir incluso el cuadro que andas buscando: "Muchacha en la ventana".
Ella asiente, muda. ¿Cómo lo ha sabido? Él parece escuchar su inaudible pregunta, y sonríe aún más ampliamente, seguro en su inaccesible torre de infalible intuición.
-Dalí es lo suficientemente perturbador como para que te fascine, pero... "El gran masturbador," por ejemplo, es demasiado agresivo para ti. "Muchacha" es el equilibrio perfecto.
- ¿Y cuál es tu pintor favorito? -pregunta ella, curiosa.
- ¿No lo adivinas? -y echa una intencionada mirada al libro.
Tintintin.
Ella lo ojea mientras caminan hacia la puerta de salida. De pronto, da con la respuesta, triunfante.
-Monet.
Él asiente, sonriente.
-Qué bien me conoces...
-Intuición femenina -contesta ella, contenta de haberle dejado sin palabras, al menos una vez.
Sin dejar de sonreir, sale a la calle y se dirige a la biblioteca a devolver el libro, sin saber que esa torre de intuición que ha conseguido atisbar se está resquebrajando.