sábado, 21 de noviembre de 2009

XV

Nada más subir al ascensor, abre el grueso y enorme libro, buscando algo; algo muy concreto. No consigue encontrarlo, pero sabe que tiene que estar ahí.

Tintintin.

Séptimo piso. Y, como si no hubiese más casas en ese piso, aparece él.

-Buenos días -saluda-... ¿Qué tal la disertación?

-Bien, bien -contesta ella, distraída-... Ya la he entregado, a ver cuando me la devuelvan la nota...

- ¿Qué estás viendo?

Ella levanta el libro trabajosamente, dejándole ver la portada.

-Arte del siglo XX -lee él-... Ah. ¿Y cuál es tu pintor favorito?

-A ver si lo adivinas -le reta ella, segura de que no lo conseguirá.

Él finje pensarlo unos instantes, seguro de cuál será su respuesta.

-Dalí -ella pone cara de sorpresa, y él ríe-. Y, además, te puedo decir incluso el cuadro que andas buscando: "Muchacha en la ventana".

Ella asiente, muda. ¿Cómo lo ha sabido? Él parece escuchar su inaudible pregunta, y sonríe aún más ampliamente, seguro en su inaccesible torre de infalible intuición.

-Dalí es lo suficientemente perturbador como para que te fascine, pero... "El gran masturbador," por ejemplo, es demasiado agresivo para ti. "Muchacha" es el equilibrio perfecto.

- ¿Y cuál es tu pintor favorito? -pregunta ella, curiosa.

- ¿No lo adivinas? -y echa una intencionada mirada al libro.

Tintintin.

Ella lo ojea mientras caminan hacia la puerta de salida. De pronto, da con la respuesta, triunfante.

-Monet.

Él asiente, sonriente.

-Qué bien me conoces...

-Intuición femenina -contesta ella, contenta de haberle dejado sin palabras, al menos una vez.

Sin dejar de sonreir, sale a la calle y se dirige a la biblioteca a devolver el libro, sin saber que esa torre de intuición que ha conseguido atisbar se está resquebrajando.