DingDong.
Se asoma a la mirilla y contiene una exclamación. ¿Pero qué...? Abre rápidamente.
- ¿Ganas tú o gano yo?
Silencio un segundo. ¿De qué habla?
- ¿Hay guitarra?
- ¡Ah!.. Eh... No -sonríe, incómoda, y se rasca la nuca. Qué fallo, tendría que haber conseguido esa maldita guitarra.
-Te lo dije -sonríe él.
-Vale, vale, lo admito... Pero es un poco tarde para el Burger, ¿no?
- ¿Quién ha hablado de Burger? Creo que podemos pasar directamente a la parte de los mayores. Vístete, venga. Invito yo.
Se fija en su ropa. Vaqueros oscuros, zapatos, camisa negra y una cazadora de cuero en la mano. Se queda paralizada por un momento. Después, sin una palabra, cierra la puerta y corre a su habitación. En menos de cinco minutos, se ha enfundado en una falda y unos tacones, se ha pintado la raya a toda prisa y se ha arreglado el flequillo, y vuelve a abrir.
- ¿Lista?
-Lista. Pero debería invitar yo, que al fin y al cabo he perdido la apuesta...
-Un día es un día, mujer. Es tu cumpleaños.
Le ofrece el brazo y, como un caballero, la escolta hasta el ascensor.
-Menos mal que estabas... Creí que te habrías ido con tus amigos.
Ella se encoge de hombros. ¿Cómo decirle que le ha estado esperando?
-Has tenido suerte.
Se asoma a la mirilla y contiene una exclamación. ¿Pero qué...? Abre rápidamente.
- ¿Ganas tú o gano yo?
Silencio un segundo. ¿De qué habla?
- ¿Hay guitarra?
- ¡Ah!.. Eh... No -sonríe, incómoda, y se rasca la nuca. Qué fallo, tendría que haber conseguido esa maldita guitarra.
-Te lo dije -sonríe él.
-Vale, vale, lo admito... Pero es un poco tarde para el Burger, ¿no?
- ¿Quién ha hablado de Burger? Creo que podemos pasar directamente a la parte de los mayores. Vístete, venga. Invito yo.
Se fija en su ropa. Vaqueros oscuros, zapatos, camisa negra y una cazadora de cuero en la mano. Se queda paralizada por un momento. Después, sin una palabra, cierra la puerta y corre a su habitación. En menos de cinco minutos, se ha enfundado en una falda y unos tacones, se ha pintado la raya a toda prisa y se ha arreglado el flequillo, y vuelve a abrir.
- ¿Lista?
-Lista. Pero debería invitar yo, que al fin y al cabo he perdido la apuesta...
-Un día es un día, mujer. Es tu cumpleaños.
Le ofrece el brazo y, como un caballero, la escolta hasta el ascensor.
-Menos mal que estabas... Creí que te habrías ido con tus amigos.
Ella se encoge de hombros. ¿Cómo decirle que le ha estado esperando?
-Has tenido suerte.