Hoy ha salido antes del instituto, y cuando llega al portal el turno del portero todavía no ha acabado. Hay alguien hablando con él, y algo le hace detenerse a mirar quién es.
-No hace falta que enseñes el piso, ¿sabes? Sólo pon el cartel ahí fuera... Lo pondría en mi ventana, pero como es un séptimo...
Aunque no hubiese oído su voz, reconocería en cualquier parte ese pelo negro despeinado, la camisa de cuadros azules, los vaqueros desgastados...
- ¿Dani?
Se vuelve, la sorpresa saltando de sus ojos, disimulada detrás de una sonrisa.
- ¡Hola, Miriam!
- ¿Qué haces aquí?
-Pues ya le estaba diciendo a Pedro, que necesito que me cuelgue este cartel...
Se lo enseña. Como una bandera de malos presagios, ese simple pedazo de papel ondea demasiadas malas noticias para un portal tan pequeño.
- ¿Te vas? ¿Para siempre?
-No lo sé... Bueno, mi madre ya está un poco mejor, se apaña más o menos sola, pero aún así... Todavía no confía mucho en sí misma para vivir sola. Y tener la casa vacía es una tontería. Por lo menos que me paguen la hipoteca, ¿no?
-Claro que sí, hombre -interviene el portero, palmeando su hombro-. Trae pa'cá el cartel, que te lo pongo ahora mismo, a ver si hay suerte... Lo bueno es que este es un barrio mu bueno, mu solicitao, ya verás que enseguida...
El parloteo del hombre se pierde cuando se cierra la puerta de la calle. El silencio viaja entre ellos, a caballo de sus miradas fijas. Ella suspira. Él parpadea, como si despertase de un sueño.
-Bueno, me voy a tener que ir... Ya nos veremos.
Ella no contesta ni se mueve. Se vuelve cuando nota la brisa de la calle en la nuca, y le llama. Él la mira, sujetando la puerta, a medio salir.
-Oye... ¿Qué pasa, no ibas a despedirte?
Él baja la mirada, se rasca la nuca. Se encoge de hombros y suelta la puerta.
-Llego tarde.
-Ya...
-No hace falta que enseñes el piso, ¿sabes? Sólo pon el cartel ahí fuera... Lo pondría en mi ventana, pero como es un séptimo...
Aunque no hubiese oído su voz, reconocería en cualquier parte ese pelo negro despeinado, la camisa de cuadros azules, los vaqueros desgastados...
- ¿Dani?
Se vuelve, la sorpresa saltando de sus ojos, disimulada detrás de una sonrisa.
- ¡Hola, Miriam!
- ¿Qué haces aquí?
-Pues ya le estaba diciendo a Pedro, que necesito que me cuelgue este cartel...
Se lo enseña. Como una bandera de malos presagios, ese simple pedazo de papel ondea demasiadas malas noticias para un portal tan pequeño.
- ¿Te vas? ¿Para siempre?
-No lo sé... Bueno, mi madre ya está un poco mejor, se apaña más o menos sola, pero aún así... Todavía no confía mucho en sí misma para vivir sola. Y tener la casa vacía es una tontería. Por lo menos que me paguen la hipoteca, ¿no?
-Claro que sí, hombre -interviene el portero, palmeando su hombro-. Trae pa'cá el cartel, que te lo pongo ahora mismo, a ver si hay suerte... Lo bueno es que este es un barrio mu bueno, mu solicitao, ya verás que enseguida...
El parloteo del hombre se pierde cuando se cierra la puerta de la calle. El silencio viaja entre ellos, a caballo de sus miradas fijas. Ella suspira. Él parpadea, como si despertase de un sueño.
-Bueno, me voy a tener que ir... Ya nos veremos.
Ella no contesta ni se mueve. Se vuelve cuando nota la brisa de la calle en la nuca, y le llama. Él la mira, sujetando la puerta, a medio salir.
-Oye... ¿Qué pasa, no ibas a despedirte?
Él baja la mirada, se rasca la nuca. Se encoge de hombros y suelta la puerta.
-Llego tarde.
-Ya...
Ya el Se alquila no me ha gustado nada.
ResponderEliminarObi obi, obi, oba, cada dia te odio más...
Oh, que mal, que mal :(
ResponderEliminarespero que no se vaya en el fondo!
Noooooo.... :( :( :(
ResponderEliminarPor fín aparece y se tiene que ir???? Jooooo..... no es justo!!!!
No no no no no no no no no no ¡No!
ResponderEliminarPorqueeeee :'(
Espero que pase alguna cosa y que vuelva o que no se valla directamente pero...
¡Dani! "snif" D':